Os voy a contar un relato personal en el que reflejo dos de mis fortalezas: trabajo en equipo y liderazgo.
Desde tercero de primaria he estado en un centro juvenil en
Alicante. Los sábados se hacen actividades, juegos, dinámicas, excursiones,
etc. Los juegos los motivan monitores voluntarios y siempre me lo he pasado en
grande allí. Hay varios sectores y los chavales se dividen por edades. Hace
tres años me dieron la opción a ser monitora y pasar a hacer las actividades
para los niños.
Acepté encantada y tras mi primer año me propusieron ser
coordinadora del sector de los más pequeños. Era una gran responsabilidad y al
principio no pensaba que fuera a ser capaz con la poca experiencia que tenía ya
que actualmente el centro ha ido creciendo y en el sector de los pequeños hay
300 chavales de 8 a 12 años cada sábado y el equipo de monitores que se encarga
de ellos está compuesto por 24 monitores.
Como veis no es cualquier cosa y lo que más me preocupaba no
era poder llevar las actividades adelante sino saber motivar a mi equipo y ser
una buena líder. Pasaba a ser la responsable de todo, de que esos 300 niños
disfrutaran cada tarde de sábado y de que esos 23 monitores supieran como
hacerlo, dieran ejemplo y sobretodo que fuéramos un equipo. Me sorprendí a mí
misma haciendo desde el primer día que se sintieran a gusto. Haciéndoles
detalles, mandándoles mensajes positivos, etc.
El curso pasó rápido, los chavales disfrutaron. Fue un
trabajo duro pero en la evaluación del curso mis compañeros estaban muy
contentos conmigo y valoraron mi energía, mis ganas y como había sido justa,
objetiva y dinámica con ellos. Me encantó ver como había dado la talla y el
esfuerzo había merecido la pena. Este año me han propuesto seguir coordinando;)
Mi equipo
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